sábado, 9 de julio de 2016

González Zorelys C.I.: 12.923. 766 LAS FUNCIONES DEL GERENTE

Fermín y Rubino (1997), destacan por lo menos tres grupos de funciones que son esenciales para un efectivo trabajo gerencial:

1. La creación un grupo de trabajo armónico donde el todo sea más que la suma de sus partes. Una entidad productiva que rinda más que la suma de los recursos incorporados a la misma.

2. Ser proactivo, es decir, armonizar en todas las decisiones y todos los actos los requerimientos del futuro inmediato y a largo plazo.

3. Ejecutar seis tareas básicas: fijar objetivos; derivar metas en cada área de objetivos; organizar tareas, actividades y personas; motivar y comunicar, controlar y evaluar; y, desarrollar a la gente y a sí mismo.

 En consecuencia, efectividad de una organización depende directamente de la eficacia y la eficiencia con que el gerente ejecute sus funciones así como también de su habilidad para manejar a las personas que conforman su grupo de trabajo, generalmente con aptitudes, actitudes y necesidades diferentes, y guiarlas por el camino que conduzca hacia la efectividad de la organización.

Un gerente efectivo es aquel que: 
ü  Comparte con sus colaboradores los objetivos y prioridades de su departamento y de la organización.
ü  Utiliza el consenso para llegar a acuerdos con sus colaboradores.
ü  Estimula la participación de sus colaboradores en la planificación, toma de decisiones y solución de problemas.
ü  Se preocupa por mejorar continuamente la comunicación.
ü  Busca medios para que los colaboradores se comprometan, de manera voluntaria, con el logro de los objetivos de la organización.
ü  Analiza y evalúa, conjuntamente con sus colaboradores, los logros alcanzados, las causas de las desviaciones y las posibles medidas correctivas. 
ü  Enlaza logros con recompensas de una manera justa y objetiva.
ü  Facilita el trabajo de sus colaboradores y, más que ejercer control, les presta el apoyo necesario para que puedan realizar eficientemente sus tareas.
ü  Delega, tanto las funciones como el poder para tomar decisiones, dando suficiente autonomía de acción a sus colaboradores.
ü  Cuando se presentan conflictos, los afronta para resolverlos no para buscar culpables.
ü  Considera los errores, propios y ajenos, como una oportunidad para aprender y mejorar.


Finalmente cuando se habla del gerente, se define como un individuo capaz de orientar, dirigir, tomar decisiones y lograr objetivos; de él depende su éxito personal, el de la organización y el del grupo que está dirigiendo. De allí que resulte necesario que además de una formación gerencial, el individuo que actúe como gerente, tenga un patrón de criterios y una filosofía clara de la administración, de la concepción del hombre y una ideología del trabajo, que le permitan ganar apoyo efectivo y partidarios comprometidos con una misión cuyo significado y trascendencia merece entrega (Alvarado, 1990).

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