Fermín y Rubino (1997), destacan
por lo menos tres grupos de funciones que son esenciales para un efectivo
trabajo gerencial:
1. La creación un grupo de trabajo armónico donde el todo sea más que la suma de sus partes. Una entidad productiva que rinda más que la suma de los recursos incorporados a la misma.
2. Ser proactivo, es decir, armonizar en todas las decisiones y todos los actos los requerimientos del futuro inmediato y a largo plazo.
3. Ejecutar seis tareas básicas: fijar objetivos; derivar metas en cada área de objetivos; organizar tareas, actividades y personas; motivar y comunicar, controlar y evaluar; y, desarrollar a la gente y a sí mismo.
En
consecuencia, efectividad de una organización depende directamente de la
eficacia y la eficiencia con que el gerente ejecute sus funciones así como
también de su habilidad para manejar a las personas que conforman su grupo de
trabajo, generalmente con aptitudes, actitudes y necesidades diferentes, y
guiarlas por el camino que conduzca hacia la efectividad de la organización.
Un gerente efectivo es aquel que:
ü Comparte
con sus colaboradores los objetivos y prioridades de su departamento y de la
organización.
ü Utiliza
el consenso para llegar a acuerdos con sus colaboradores.
ü Estimula
la participación de sus colaboradores en la planificación, toma de decisiones y
solución de problemas.
ü Se
preocupa por mejorar continuamente la comunicación.
ü Busca
medios para que los colaboradores se comprometan, de manera voluntaria, con el
logro de los objetivos de la organización.
ü Analiza
y evalúa, conjuntamente con sus colaboradores, los logros alcanzados, las
causas de las desviaciones y las posibles medidas correctivas.
ü Enlaza
logros con recompensas de una manera justa y objetiva.
ü Facilita
el trabajo de sus colaboradores y, más que ejercer control, les presta el apoyo
necesario para que puedan realizar eficientemente sus tareas.
ü Delega,
tanto las funciones como el poder para tomar decisiones, dando suficiente autonomía
de acción a sus colaboradores.
ü Cuando
se presentan conflictos, los afronta para resolverlos no para buscar culpables.
ü Considera
los errores, propios y ajenos, como una oportunidad para aprender y mejorar.
Finalmente
cuando se habla del gerente, se define como un individuo capaz de orientar,
dirigir, tomar decisiones y lograr objetivos; de él depende su éxito personal,
el de la organización y el del grupo que está dirigiendo. De allí que resulte
necesario que además de una formación gerencial, el individuo que actúe como
gerente, tenga un patrón de criterios y una filosofía clara de la
administración, de la concepción del hombre y una ideología del trabajo, que le
permitan ganar apoyo efectivo y partidarios comprometidos con una misión cuyo
significado y trascendencia merece entrega (Alvarado, 1990).
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